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WAÑA PACHA (Tierra seca)

En algún tiempo vivíamos en armonía con la Pachamama, el agua (Uma) era sagrada, incluso más apreciada que el oro y la plata, era considerada la esencia de la tierra, señal de la presencia en este mundo de los Apus, Achachillas y de los espíritus de nuestras ancestras.
¿Quién podría vivir sin agua?, con el agua crecían las plantas que brotaban de la Pachamama, se consideraba un ser vivo que habitaba en todos los espacios del mundo andino. El granizo y la nieve perpetua habitaban en el Alaxa Pacha (mundo de arriba), el agua de la lluvia, los ríos y lagunas vivían en el Aka Pacha (mundo de acá) y los puquios eran parte del Uku Pacha (mundo de abajo). En el Aka Pacha el agua brotaba de los ojos de la Pachamama y formaba las acequias, los ríos, las lagunas y los lagos, más un día las personas incomodaron su tranquilidad y ambicionaron más y estos manantiales desaparecieron. Uma se enojó porque los humanos dejamos de mirar a la tierra como nuestra madre y se convirtió en sólo un recurso económico, algo para explotar, un bien cuantificable para los que dominan todo.
El llamado desarrollo pedía más, siempre más, pero ya no había, el agua se fue, la usaron toda, el mundo se calentaba y la Waña Pacha (tierra seca) se extendía, el mundo sin agua se convirtió en un páramo gris, sin azul ya no existe el verde. Sin Uma todo ser vivo y espíritu murió, no hubo más vida en el campo y luego siguieron las ciudades, tarde comprendimos que todo era un ciclo, que todo era parte de todo.

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